viernes, 29 de julio de 2011

LETANÍAS DEL TELEDIARIO

   Cayó la bomba en medio de la población Cisjordana destruyendo limpiamente vidas y propiedades, en un plis plas, en apenas una fracción de segundo. ¡Qué bonito espectáculo pirotécnico! ¡Cualquiera diría que están celebrando las fiestas patronales! Pero no…, al momento una ambulancia cruza rauda lo que queda de carretera, sorteando cascotes y levantando una nube de polvo. [Acción trepidante, persecución de coches patrulla por las empinadas calles de San Francisco.] Me temo que no, que no se trata de esto, puesto que al momento presenciamos cómo de esa misma ambulancia extraen el cuerpo desmadejado e inconsciente de un adolescente. Su mano izquierda cuelga flácida por uno de los laterales de la camilla. ¿Estará muerto? [El coche patrulla termina empotrándose contra otro vehículo que en ese momento iniciaba la marcha tras haber permanecido parado ante un semáforo.] Pero pronto salimos de dudas. Vemos ahora a una mujer de mediana edad con la cabeza cubierta por un pañuelo negro que gesticula y llora de manera manifiesta. El reportero gráfico que ha realizado la grabación -esto es evidente- se ha esforzado grandemente por transmitirnos los efectos inmediatos del bombardeo con todo el pathos trágico que éstos son capaces de contener. El gesto desencajado de la mujer, de la madre del joven adolescente -se entiende-, es el mismo que podemos ver sobre el rostro de cualquiera de las vírgenes de Murillo. Ya que hay muerte, ya que hay crímenes, ofrezcamos al menos el lado más artístico y sublime de la tragedia. ¿Y qué mejor colofón para este reportaje y para este seguimiento del día a día en tierra de conflictos que este otro cuadro preñado de hermosura?: la madre que acaba de perder a su hijo adolescente sujeta entre los brazos el frágil e indefenso cuerpecito de un bebé. Lleva la cabeza cubierta por una especie de toquilla con la que, seguramente, trata de protegerlo del polvo del ambiente y de los inmisericordes rayos del sol de Palestina. Un primer plano nos muestra dos grandes ojos de azabache que contemplan con asombro e inocencia el objetivo de la cámara. Es la Vida que puja tratando de abrirse paso por entre los escombros y los cuerpos de los muertos.

   Después de un espectáculo intenso y sublime como el que acabamos de presenciar, es imposible no experimentar una sacudida eléctrica a todo lo largo del espinazo. Es probable que alguien haya tenido que enjugarse alguna lagrimilla fugitiva aprovechando que ha conseguido dirigir la mirada hacia un punto donde no hay testigos de su debilidad. Pero, después de la ración diaria de empatía con las penas y sufrimientos de nuestros semejantes, no nos quedará más remedio que volver a echar mano del mando a distancia. En La Sexta están poniendo El Intermedio. ¡Ja, ja, ja! ¡Qué bueno que es este jodido del Gran Wyomming!

1 comentario:

  1. Y si le sigue después El Follonero, con "un programa de derechas", mucho mejor. La inmunización produce inmunidad.
    Por cierto, entre reflexión sesuda y sesuda, quizá te interese este blog y esta página en particular: http://www.afueradenuestrasjaulas.blogspot.com/

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