miércoles, 16 de enero de 2013

LOS CLÁSICOS Y EL BRAIN TRAINING



    Esto es que, fiel a mi horario de gallina, me siento para cenar a eso de las ocho de la tarde. Esto es que mi estómago, como de costumbre, -como cualquier otro estómago, supongo-, se niega a activar el proceso de la digestión sin el correspondiente estímulo del rum-rum televisivo. Esto es que prendo la lumbre del aparato y, aliñando los bocados con la sal de las noticias, me dedico a pasar el rato. Y así estoy durante apenas unos minutos. Así estoy, concretamente, hasta que me da por leer los titulares de las noticias que, cual modelos por una pasarela, van desfilando por la franja inferior de la pantalla. Es entonces cuando mis ojos se topan con la noticia de la que queremos dar cuenta aquí y ahora: “R. UNIDO LITERATURA: La lectura de autores clásicos activa el cerebro, según un estudio”. Bueno, ¿y qué? –dirán ustedes-. ¿Qué tiene esto de especial? ¿Cómo que y qué? –contesto yo-. ¿Acaso no se dan cuenta de la metamorfosis que están experimentando las Universidades de todo el mundo? ¿Acaso no han reparado en la calidad de las noticias con que los medios de comunicación nos sorprenden desde hace algunos años? Es evidente, creo yo, que lo trivial y lo obvio empiezan a ocupar un espacio y un tiempo excesivo en todos estos medios.
    Así quedó la cosa justo hasta esta misma mañana, justo hasta el momento en que llego al tajo, prendo la lumbre de ese otro artefacto llamado PC (Personal Consultor) y, tras la preceptiva humillación de la cerviz, formulo al oráculo que mora en su interior la correspondiente requisitoria. Y su respuesta, gracias al potentísimo lubricante de la fibra óptica, no se hace esperar: La Universidad de Liverpool acaba de demostrar de manera científica que la lectura de los clásicos estimula los procesos sinápticos y asociativos de una manera considerable. El experimento realizado ha consistido en medir la actividad cerebral de dos grupos de individuos en el momento de habérselas con dos tipos de textos cualitativamente distintos, unos sin adaptar y otros adaptados. El resultado obtenido demuestra que la actividad cerebral de los integrantes del primer grupo es sensiblemente superior a la que registran los integrantes del segundo.
    Se trata en este asunto del enésimo caso de ese fenómeno tan contemporáneo al que aquí, en este blog –última versión mejorada de los antiguos detectores de mentiras y memeces- hemos aludido con el sintagma DESCUBRIENDO MEDITERRÁNEOS, en alusión a quienes dedican su tiempo libre a presentar como novedosos asuntos que para la mayoría siempre han sido de dominio público. El procedimiento que suelen seguir estos colones de lo cotidiano es bien sencillo: tomamos la primera obviedad que se nos tercie, a continuación la maquillamos con los cosméticos de un lenguaje críptico y pseudocientífico y, finalmente, vehiculamos el producto resultante a través de la red de alcantarillado de los mass-media más en boga –TV e Internet, preferentemente-. Es así de fácil. Noticias recién salidas del horno, jugosas y calentitas, al módico precio de una fugaz mirada.
    Pero… ¿Dónde carajos está la noticia? Lo único novedoso en una noticia como ésta parece ser el aval que proporciona la ciencia. El resto es vox populi desde hace muchísimo tiempo. Ya sabemos que el vino es un alimento saludable cuando se consume en cantidades moderadas, ya sabemos que el whisky es un excelente vasodilatador, ya sabemos que el aceite de oliva es la mejor grasa que se puede consumir, ya sabemos que hay que comer poco y variado, ya sabemos que un polvito de vez en vez es mano de santo, ya sabemos que el uso indiscriminado de las NNTT por parte de los jóvenes afecta negativamente al rendimiento escolar…¿A cuento de qué, entonces, esta manía contemporánea de llamar la atención sobre lo obvio? ¿No tienen las Universidades asuntos más serios en los que ocuparse?
   ¡En fin...! Si, a raíz de esta noticia, alguien se decidiera a echarle un vistazo -largo y pausado- a autores como Dostoievski o Galdós, nos podríamos dar por satisfecho. Pero, por desgracia, lo más probable es que esto no pase de un mero episodio puntual y circunstancial destinado a servir de relleno. 

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